01 diciembre 2010

ESPACIO LAUREADO

LEAN LA NOTA EN LA PRENSA ACONCAGÜINA SOBRE PREMIO NACIONAL A NUESTRO SITIO.

http://www.eltrabajo.cl/destino1.php?subaction=showfull&id=1291120700&archive=&start_from=&ucat=

08 julio 2010

CERRO MERCACHA: EL MACHU PICCHU DE ACONCAGUA



   Realizando uno de los ensayos de la cofradía de Baile Chino en nuestra escuela, trataba de ejemplificar la importancia de los vestigios del Cerro Mercacha a mis vasallos alumnos. Primero les intenté describir que existen en su cima muros o pircas inmensas y restos de construcciones de más de 500 años. Después les traté de relatar la última de las batallas entre Pedro de Valdivia y el cacique Michimalonco justo en el costado norte del cerro, terrenos en los que la propia escuela El Sauce se erige. Nada de eso les llamó la atención como cuando les dije, que las ruinas del Mercacha eran algo así como el Machu Picchu del valle del Aconcagua.
   Al principio yo mismo dudé de la comparación y a punto estuve de borrar mis palabras. Pero a esta altura he pensado la idea bastante y guardando lo que llaman proporciones, puedo decir que la apreciación algo de verdadera tiene.
   Varios estudios avalan esta postura. Los señores Coros, por ejemplo, ya bastante han dicho acerca de la presencia Inca en este valle, descubriendo al menos un par de sitios como tambos y aguadas. Ellos mismos proponen que Michimalonco se fortificó en la zona del Mercacha. Eso por hablar desde los estudios y escritos de los sabios de nuestra tierra, pues varios otros han venido atraídos por la riqueza del lugar y su importancia, sobre todo en aquel tiempo en que el reino Inca aún no sucumbía ante el español.
   A pesar de las distintas voces al respecto, todos coinciden que la cumbre del cerro conocido como “La Mesa”, era el más grande de los adoratorios indígenas de la parte alta del valle. Unas de sus principales características es su orientación, pues está perfectamente colocado apuntando al norte y según hemos investigado, hay quienes sostienen que entre sus construcciones existen marcas que indican con detalle las salidas del sol en las fechas primordiales de la cultura precolombina. Otros hablan de la facilidad para vislumbrar y medir constelaciones, las que eran el calendario preciso para las siembras y cosechas.
   La razón creo que es también de gran valor, es que desde su cima se obtiene una de las mejores vistas del sagrado monte Aconcagua que sabemos fue parte de las divinidades de algunos pueblos aborígenes del cono sur.
   Ante todo es un adoratorio que en último momento fue utilizado por los Incas, pero que según los vestigios su uso ritual es más antiguo. A la llegada de los españoles, según los cronistas, este sitio fue ocultado, sin que hubiese palabra escrita al respecto de ninguna especie. Sólo en el siglo pasado se redescubre su importancia y comienza la avanzada.
   Rituales y ceremonias se realizaron por siglos en la cima del Mercacha. Algunos de ellos con sacrificios de animales incluidos, con riegos de chichas en la tierra del cerro horas y días de danza y flauteos rajados. Esos bailes demoraron siglos en volver a subir a su cima.
   Ahora es el tiempo de recuperar ese espacio sagrado y retomar la senda.

31 marzo 2010

COFRADÍA ADORATORIO CERRO MERCACHA DE LA ESCUELA EL SAUCE DE LOS ANDES



LA MÁS NUEVA DE LA COFRADÍAS DEL VALLE GRANDE DEL ACONCAGUA, INTEGRADA POR LOS NIÑOS Y APODERADDOS DE LA ESCUELA EL SAUCE, QUE SE ENCUENTRA A LOS PIES DEL SAGRADO CERRO MERCACHA.

11 febrero 2010

ESCONDIDOS TEMPLOS


Cada vez que un aconcagüino sube a un cerro y observa el horizonte circular que se encuentra frente suyo, se encuentra con secretos rincones que en otro tiempo habitaron los dioses. Y el habitante de este valle no lo sabe, es más, muchas veces ha debido merodear por aquellos sitios sin sospechar la inmensa significación ancestral de aquella tierra.
No todos están perdidos en la tupida geografía por cierto, pues, nuestra cultura españolizante, se preocupó, siniestramente, de disfrazar el espacio sagrado indígena, con los brillantes, pero extranjeros trajes de la cristiandad, y lo hizo instalando símbolos de este credo en los mismos y exactos puntos sacros antes utilizados por el primer habitante. Es así como hoy varios de los cerros del valle, y supongo que de Chile y América, se engalanan con cruces, como queriendo elevar la vista y el alma de quien la mira, nunca eso sí, relatando el verdadero origen de aquella religiosidad telúrica.
En el caso de Aconcagua, y como participante activo de los Bailes religiosos de origen precolombino, me ha tocado visitar varios de estas zonas que siempre se erigen a mediana altura y que están orientados hacia importantes puntos, casi siempre relacionados con la salida y puesta del sol. En algunos incluso, aún existen vestigios de la antigua cultura, como petroglifos o piedras tacitas. El ritual que llevamos a cabo entonces, no es más que la recreación de ese otro tiempo, con modificaciones claro está, como el idioma utilizado, la naturaleza de los instrumentos probablemente, pero en su raíz más profunda, se trata del mismo movimiento sagrado, del mismo espíritu actuando en los cuerpos.
Especial significancia tiene en este respecto el cerro Mercacha, que se eleva al este de la ciudad de Los Andes. En su cima se instaura el adoratorio más importante del valle del Aconcagua. Allí por ejemplo, hubo una histórica batalla entre Pedro de Valdivia y el cacique Michimalonco, y se conservan aún vestigios de los debe haber sido una especie de ciudadela en altura, pues hay esbozados entre las piedras una veintena de construcciones. Todo eso lo sabemos, pero eso es letra muerta.
Resulta urgente en un tiempo como el nuestro redescubrir las conexiones con lo sagrado, o mejor dicho, redescubrir en nosotros la mirada que sea capaz de vislumbrar los puentes con el espacio divino, reunirnos y volver a ser. Por lo mismo y en busca de ese estado, la nueva “Cofradía de Baile Chino Adoratorio Cerro Mercacha” nacida al interior de la Escuela Básica y Rural El Sauce de Los Andes, subirá próximamente a este antiguo centro ceremonial a reinstaurar el ritual que allí se debió realizar hace ya varios siglos y que dejó de rememorase por el manto de prejuicios y innumerables supersticiones que la iglesia se encargó de repartir, buscando alejar a la población de origen indígena de estas manifestaciones ancestrales.
Y mañana al menos unos pocos, levantarán sus ojos y sabrán mejor en dónde están respirando, quienes realmente son y en dónde de verdad se elevan sus escondidos templos.