08 julio 2010

CERRO MERCACHA: EL MACHU PICCHU DE ACONCAGUA



   Realizando uno de los ensayos de la cofradía de Baile Chino en nuestra escuela, trataba de ejemplificar la importancia de los vestigios del Cerro Mercacha a mis vasallos alumnos. Primero les intenté describir que existen en su cima muros o pircas inmensas y restos de construcciones de más de 500 años. Después les traté de relatar la última de las batallas entre Pedro de Valdivia y el cacique Michimalonco justo en el costado norte del cerro, terrenos en los que la propia escuela El Sauce se erige. Nada de eso les llamó la atención como cuando les dije, que las ruinas del Mercacha eran algo así como el Machu Picchu del valle del Aconcagua.
   Al principio yo mismo dudé de la comparación y a punto estuve de borrar mis palabras. Pero a esta altura he pensado la idea bastante y guardando lo que llaman proporciones, puedo decir que la apreciación algo de verdadera tiene.
   Varios estudios avalan esta postura. Los señores Coros, por ejemplo, ya bastante han dicho acerca de la presencia Inca en este valle, descubriendo al menos un par de sitios como tambos y aguadas. Ellos mismos proponen que Michimalonco se fortificó en la zona del Mercacha. Eso por hablar desde los estudios y escritos de los sabios de nuestra tierra, pues varios otros han venido atraídos por la riqueza del lugar y su importancia, sobre todo en aquel tiempo en que el reino Inca aún no sucumbía ante el español.
   A pesar de las distintas voces al respecto, todos coinciden que la cumbre del cerro conocido como “La Mesa”, era el más grande de los adoratorios indígenas de la parte alta del valle. Unas de sus principales características es su orientación, pues está perfectamente colocado apuntando al norte y según hemos investigado, hay quienes sostienen que entre sus construcciones existen marcas que indican con detalle las salidas del sol en las fechas primordiales de la cultura precolombina. Otros hablan de la facilidad para vislumbrar y medir constelaciones, las que eran el calendario preciso para las siembras y cosechas.
   La razón creo que es también de gran valor, es que desde su cima se obtiene una de las mejores vistas del sagrado monte Aconcagua que sabemos fue parte de las divinidades de algunos pueblos aborígenes del cono sur.
   Ante todo es un adoratorio que en último momento fue utilizado por los Incas, pero que según los vestigios su uso ritual es más antiguo. A la llegada de los españoles, según los cronistas, este sitio fue ocultado, sin que hubiese palabra escrita al respecto de ninguna especie. Sólo en el siglo pasado se redescubre su importancia y comienza la avanzada.
   Rituales y ceremonias se realizaron por siglos en la cima del Mercacha. Algunos de ellos con sacrificios de animales incluidos, con riegos de chichas en la tierra del cerro horas y días de danza y flauteos rajados. Esos bailes demoraron siglos en volver a subir a su cima.
   Ahora es el tiempo de recuperar ese espacio sagrado y retomar la senda.