04 febrero 2011

EMBALSE PUNTILLA DEL VIENTO: LO QUE LA AUTORIDAD NOS OCULTA

   Hace unos días atrás las idiotas autoridades Chilenas, han aprobado el crimen que atentará contra la vida del ya agónico Río Aconcagua con la construcción del embalse Puntilla del Viento. Tendrán sus razones, las que en la simpleza de su reducida lógica de consumo resumimos como “ambición de dinero”. Los que deciden estos destinos oscuros, definen sus caminos entre el vender y el comprar, no existe para ellos otro horizonte que no sea la ganancia y el ego. El mundo ha llegado al momento en que el dinero todo lo compra, incluso la dignidad de los pueblos. La transacción llega a lo más sagrado si es preciso y en nuestro caso, llegó el turno de nuestro Río o lo que la minería va dejando de él.
   Debemos sin embargo oponernos y aclarar el turbio panorama que “la autoridad” nos ha mostrado engañosa y sospechosamente, ya que nos oculta valiosa información que de seguro cambiaría la opinión de muchos.
   Se ha olvidado, por ejemplo, el estudio del especialista norteamericano Robert Curry de la Universidad de California, quien dio la voz de alerta acerca de la peligrosidad de construir un embalse en aquel sector. Nos dice que el río no lo permite, que su sedimentación es muy elevada y que en pocos años el embalse será nada más que un horrible pantano. Pero dice más, cualquier derrumbe, cosa muy corriente en sectores cordilleranos, producirá un tsunami dentro del mismo embalse que destruirá en pocos minutos todo lo que se levanta río abajo.
   Tampoco nos han hablado de la temible falla geológica sobre la que construirán (si es que logran hacerlo). Sabemos que en Chile las cosas se hacen al estilo “Transantiago”, por lo que no sería raro que Los Andes y San Felipe terminen un día bajo el agua desatada buscando su original cauce.
No nos informan acerca de las nuevas y alternativas tecnologías que evitarían los peligros ya descritos y que de paso, harían todo más limpio y perdurable. Hoy el mundo ha dejado de construir embalses, son demasiado caros y dejan con el tiempo grandes terrenos inservibles. Nadie de entre las inexpertas autoridades lo ha dicho, ni diputados, ni senadores, ni gobernadores, nadie. De seguro lo ocultan pues es pésimo para el negocio.
   Nunca harán notar que como el agua ya No es Chilena, se construirá un embalse para que extranjeros acumulen agua y la vendan al mejor postor a precios cada vez más altos, precios inalcanzables para los campesinos pobres. Al final de cuentas sacrificamos el Aconcagua para el más rico. No les parece historia repetida.
   Se nos habla de un embalse para la agricultura, pero no se aclara que gran parte de esa agua se destinará a las faenas de Codelco y otras mineras que tienen planeado instalarse, además de una serie de proyectos “ocultos” que vendrán a devastar el resto de nuestro río. El asunto es grave, embalsaremos agua contaminada, sumada a todo lo que “accidentalmente” se deje escurrir desde los relaves mineros, luego se regarán las tierras y nuestros productos finalmente serán nocivos y de poco valor en el mercado internacional. Todo esto bajo el rótulo “desarrollo sustentable”.
   Y qué sucede con el Camino del Inca, los cementerios indígenas y los cientos de petroglifos que por miles de años son el vestigio de nuestra antigua cultura. ¿Qué sucederá con el templo que se levanta en Los Chacayes, templo y lugar de culto de los bailes chinos, seguramente utilizado hace miles de años?   
   No logro comprender entonces por qué obstinadamente quieren acabar con toda esa riqueza irremplazable. No lo comprendo sobre todo si pensamos que se debate el tema desde 1925, cuando el agua era chilena y no existían otras fórmulas, pero por sobre todo cuando miles de personas que viven en el sector se oponen, familias, jóvenes y ancianos que seguramente no podrán rehacer sus vidas después del golpe que el siniestro estado les dará.